Sexo en verano: por qué el calor nos enciende
El aumento de las temperaturas mejora el ánimo y activa las ganas de mantener relaciones sexuales. ¿Qué pasa con el sudor y el agotamiento?.
Se acercan las vacaciones, usamos menos ropa, mejora el humor y la gente suele estar más desinhibida. Son factores que influyen positivamente en el deseo de tener sexo.
“El tiempo libre es amigo de las relaciones y esto sucede siempre y cuando las parejas estén bien. Si estamos solos, tener más opciones para descansar nos predispone al encuentro”, explica a Con Bienestar la sexóloga y psicóloga del Hospital de Clínicas, Viviana Wapñarsky (M.N. 24.433).
La especialista explica que el aumento de las horas de luz activa las hormonas y los neutrotransmisores relacionados con el placer.
El calor puede ayudar a disfrutar más de las relaciones sexuales, estimulando la producción de oxitocina, endorfinas y serotonina, que provocan un aumento en el deseo sexual. Por otro lado, causa la vasodilatación de las fibras musculares, lleva a que se produzca un mayor aumento del flujo sanguíneo a los genitales.
“Hay que dejar espacio para los momentos de relajación, de novedades, de poder estar con un poquito menos de ropa dentro de casa, usar una lencería más erótica como si estuviéramos en la playa y el verano nos va a enriquecer muchísimo a la vida sexual durante el año y va a ayudar a romper la rutina dentro de las parejas”, aconseja la sexóloga.
Uno de los estudios más recientes sobre la relación entre el calor y el deseo sexual, titulado ”Estacionalidad en la reproducción humana” y elaborado por la Universidad de Oxford, revela que las relaciones sexuales crecen en verano, pero sólo si las temperaturas no son excesivas.
Los investigadores concluyeron que los nacimientos aumentaron durante los nueve meses posteriores al verano en los países de climas templados o fríos con veranos de temperaturas elevadas, pero no muy calurosas. También se observó que la cifra no aumentó en ese mismo período en los países de clima cálido o tropical, con épocas estivales extremas y temperaturas excesivas.
Es verdad que las feromonas son un potente afrodisíaco, pero el olor excesivo también puede provocar rechazo. Lo mismo sucede con el tacto del sudor. Y de igual manera con el cansancio, porque el hecho de que no descansemos bien por las noches debido al calor puede provocar que la activación sexual durante el día no sea la esperada.
En esta época, también existe la tendencia de usar lugares poco habituales para el sexo, como playas, piscinas, jacuzzi. “Por eso, hay que tener en cuenta detalles como las bacterias, la mala lubricación en el agua o las posturas. Lo mejor es hacer el amor en lugares planos y tranquilos, para evitar daños físicos”, aconseja Wapñarsky.